Es importante reflexionar en las cosas buenas que hemos experimentado en nuestra vida. Así se fortalece la bondad, recordándola. Recordar es un acto muy poderoso. El pasado no existe fuera del momento presente. Cuando recordamos algo, lo traemos al presente y le damos vida. Mientras más nos acordemos de eso, le otorgamos más vida y más poder. Todos tenemos esta habilidad –la habilidad mágica de resucitar el pasado. Todo lo que tenemos que hacer es recordarlo. Sin embargo, esta habilidad es muy poderosa pues no discrimina lo que resucita, cualquier cosa que recuerdes cobrará vida. Por eso es importante trabajar diligentemente para recordar todo lo bueno y soltar todo lo malo. Todos cometemos errores, y todos hemos hecho cosas de las cuales nos hemos arrepentido. A veces, a través de los recuerdos descubrimos también errores que otros han cometido. Hay que tener cuidado de no caer en este hábito negativo, porque al estar recordando eso, se estará renovando. Si recordamos las cosas malas, entonces habrá cosas malas en nuestro mundo y nuestra vida. De la misma manera, si olvidamos las cosas buenas, entonces no las tendremos en el mundo ni en nuestra vida.
Un sinónimo de recordar es remembrar, y es una palabra extraordinaria. Significa “volver a hacer un miembro, volver a ensamblar”. Hubo un ser maravillosamente compasivo y gozoso que vivió hace mucho tiempo, y desde entonces se le ha remembrado, olvidado y remembrado varias veces. Fue un ser extraordinario porque ella conocía muy bien el poder de la remembranza. Su nombre era Isis, Es-Es, la Es-eidad. Era una maestra de la remembranza, y de ahí proviene su nombre. Is, que se conecta con “es” en español, se refiere a la realidad –lo que realmente es. Las enseñanzas del yoga dicen que la realidad es satchidananda –verdad, conciencia y en su gran parte, gozo. Eso sí que suena como bondad para mí. Para los antiguos egipcios, la Diosa Isis era la personificación divina de la perfección que conlleva la habilidad de conectar perfectamente. Su esposo, Osiris, fue desmembrado, su cuerpo cortado en pedazos y esparcido en el universo. Y quedó entonces desconcertado, desarticulado, desconectado y olvidado por la mayoría. Pero Isis no olvidó a su esposo. Se dio a la labor de comenzar un proyecto para re-membrarlo. Su esposo era Dios, y comenzó un proyecto para remembrar a Dios. Visitó todos los lugares que podía, y se las ingenió para llegar a los que no podía. Y encontró todas las piezas de Osiris y las volvió a ensamblar.
El jeroglífico egipcio de Isis se parece a una silla, un asiento. Representa la calidad de interconexión y relación con la Tierra que le permitió a Isis permanecer entera, y encontrar así la manera de volver a restaurar la integridad de su esposo. Ásana quiere decir “asiento”. A través de la práctica de ásana, podemos fortalecer la capacidad de invocar estas cualidades y sanar nuestras relaciones con otros y con el mundo, para que sean de mutuo beneficio. La práctica de ásana nos arraiga y nos ayuda a recordar lo que es importante, para poder soltar así lo que no es importante. La bondad es lo más importante. Todos tenemos el poder de Isis dentro de nosotros –recordar la bondad- y la práctica de ásana nos puede ayudar a abrir las puertas a estos poderes.
Esto no quiere decir que no nos hayan pasado cosas malas, y de ninguna manera sugiero que vivas en un estado de negación o que pretendas que todo ha sido maravilloso y perfecto. Es sólo un recordatorio del poder que tenemos todos, el poder de escoger si queremos quedarnos en la negatividad, o cambiar el enfoque a lo positivo. Nuestro potencial tiene posibilidades infinitas: no tenemos que ser víctimas de nuestras memorias pasadas de todas las cosas que nos han hecho daño. Nuestros pensamientos crean la realidad en la que vivimos. Tenemos opciones para poder concentrar nuestra atención. Incluso si hemos pasado por situaciones terribles, podemos practicar la opción de soltar lo negativo y cultivar esa remembranza de lo virtuoso. Si no remembramos la bondad la olvidaremos, y ya no habrá bondad. Depende de ti. Así que recuerda las cosas buenas en la vida, reflexiona sobre ellas y compártelas con otros. Y si ves que es demasiado difícil trascender estas memorias negativas para enfocarlas en lo positivo, llena tu mente de mantras sagrados como OM, o cualquier otro nombre de Dios, incluso el mantra DÉJALO PASAR. Deja que tu ser Divino interno haga la re-membranza. Vuélvete un ejemplo a los demás de cómo reforzar la bondad, y tómalos como ejemplo cuando los escuches compartir sus buenas experiencias. Juntos podemos encarnar a Isis y volver a ensamblar un mundo basado en la bondad.
-Sharon Gannon, Enero 2016
Translation by – Jivamukti Berlin GmbH Team