En Español: Dhyāna – Ser Quietud. Ser Aquí, Ahora.

by Olga Oskorbina |
August, 2022
tatra pratyaya-eka-tānatā dhyānam

Cuando focalizas tu atención (energía psíquica) en un objeto o cuando fijas tus sugestiones mentales en una idea y la mantienes ahí conscientemente sin distracción, el resultado es meditación (dhyana). 

 

PYS 3.2

Los científicos han calculado que, actualmente en el mundo moderno, consumimos cinco veces más información que la gente hace 30 años atrás. Como resultado, nuestra capacidad de concentración esta disminuyendo. Cuando cerramos los ojos para la práctica de meditación y se nos pide que nos centremos, por ejemplo, en la respiración en lugar de en estímulos externos, nuestra capacidad de concentración se reduce a segundos. La mente siempre está buscando algún tipo de estimulo – referente al pasado o futuro, algo a lo que estemos emocionalmente apegados. Se resiste al momento presente y a la respiración del momento. Esto puede ser causado por nuestra fuerte creencia en que la felicidad se alcanzará en algún futuro esperanzador – después de que todos nuestros deseos se cumplan y todos los problemas del pasado ​​se resuelvan – y aquí estamos siempre en busca de un ahora mejor, haciendo del momento presente un momento fugaz, tanto en la meditación como en la vida diaria.

El maestro Patañjali define el yoga como el cese de las fluctuaciones de la mente. Cuando los pensamientos implacables cesan, el observador se establece en su propia naturaleza y el individuo reconoce su verdadera esencia como svarupa. De lo contrario, dice, uno se identifica sólo con los pensamientos.

La meditación es un proceso para llegar a conocer tu mente, prestando atención a aquello que sucede en el interior, completamente, con todos sus rincones oscuros y saṃskāra (huellas sutiles causadas por experiencias) profundamente arraigados, que a menudo causan miedo, ansiedad y depresión en el en el interior – y conflictos de explotación y dominación en el exterior.

Es por eso, que al comienzo de la práctica de meditación, a menos que una persona ya tenga una mente sáttvica con la capacidad natural de volverse contemplativa y de estar en relación con el momento presente, lo más probable es que se encuentre cara a cara con experiencias internas que distan mucho de la paz y la dicha. Si la mente es tamásica, simplemente puede quedarse dormido a los pocos minutos de estar sentado; si la mente es rajásica, habrá inquietud y pensamientos furiosos. Pueden surgir complejos, fobias y preocupaciones profundamente arraigadas, pero esto es una parte inevitable del proceso. A través de la meditación misma, estas impurezas mentales afloran, se atienden cuidadosamente y se disuelven a la luz de la observación pura. Una práctica consistente y continua con fe en su eficacia es la clave para quemar las impurezas.

Otro obstáculo para la meditación es el cuerpo y su constante llamada de atención a través de la incomodidad – dolor aquí, picazón allá. Patañjali describe āsana como un asiento cómodo y estable, pero se necesita tiempo y práctica para llegar allí. La práctica de āsana es muy útil para la meditación, ya que elimina y previene dolencias del cuerpo y la mente, fortalece el sistema nervioso y hace que el cuerpo sea flexible y fuerte para más sentadas más largas sin molestias físicas. Cuando el cuerpo se haya vuelto cómodo y pueda estar quieto, la mente lo seguirá. Así mismo, podemos acercarnos a āsana como una forma de meditación activa.

A medida que la mente se vuelve más sáttvica con la meditación y otras prácticas – como el estudio de las escrituras, āsana, prāṇāyāma, la repetición de mantras y muchas más – la naturaleza de los pensamientos en la meditación cambia. Muchas veces, afloraran reflexiones sobre las enseñanzas de la Verdad y se profundizará en su comprensión y asimilación, para que finalmente uno se convierta en la sabiduría que ha sido transmitida por nuestros maestros. Como dice Sharon Gannon, pasamos de “escuchar a oír, de oír a saber, del saber a convertirnos y de convertirnos a ser” (listen – hear – know – become – be).

N. Goenka, maestro en meditación Vipassana, dice que solo hay dos varas de medir para medir el progreso en la práctica de meditación: la compasión y la ecuanimidad. Si estos dos no se desarrollan, es posible que la técnica no se practique correctamente, dice, y debe revisarse. Con la meditación como parte de tu vida diaria, ahiṃsā (no hacer daño) se establecerá naturalmente junto con la quietud y la estabilidad de la mente.

Existen una gran variedad de técnicas de meditación. Patanjali en el sutra I.39 dice: yathābhimata-dhyānād vān “También a través de la meditación en cualquier forma o en cualquier objeto agradable, el campo mental alcanza la estabilidad”. Todos tenemos diferentes inclinaciones según nuestras experiencias pasadas, y podemos sentirnos atraídos a meditar sobre diferentes objetos como punto de atención: imágenes de varias deidades, mantra, sensaciones del cuerpo, respiración, chakras, sonido o cualquier otra forma u objeto sin forma que nos sea agradable. En las clases de Jivamukti Yoga usamos la conciencia de la respiración por su universalidad y las palabras “ deja ir”. Es una forma de meditación con mantra. Elija lo que se elija, la práctica es dirigir la mente hacia ello con firme determinación y no frustrarse o derrotarse cuando uno se da cuenta que es difícil permanecer con el objeto elegido aunque sea solo por un minuto. Llevando repetidamente la atención al objeto elegido, los segundos se convertirán en minutos, luego los minutos en horas, y la concentración se fortalecerá y finalmente se convertirá en meditación -permaneciendo de forma estable e ininterrumpida con el objeto durante mucho tiempo (dhyāna). Recordando siempre que la persistencia es la clave.

Investiga a través de la experiencia directa en la meditación: ¿Qué es este cuerpo? ¿Qué es esta mente? ¿Y qué es esto que puede observar el cuerpo y la mente? ¿Qué hay en el trasfondo de cada pensamiento y de cada experiencia?¿De dónde aparecen y hacia dónde van? Así, en la oscuridad, detrás de los ojos cerrados durante la meditación, profundiza en las capas más sutiles de la realidad  y descubre dentro de ti esa luz interna, toda la existencia, de la cual nunca has estado separado – Sat-cit-ānanda – Verdad, Consciencia y Dicha – tu esencia natural. Este reconocimiento de un ser compartido que tiene muchos nombres como Dios, conciencia pura, Eterno Ahora, espíritu y amor, es la liberación de la percibida atadura.

La felicidad, así como la infelicidad es 100% responsabilidad de uno mismo.

Medita. Conocete a ti mismo. Se feliz.

 

Teaching Tips

 

  • Explora un tiempo de meditación más largo en las clases, aumentándolo gradualmente de 5 a 10, 15 o 20 minutos, dependiendo de la duración de su clase. Guíe de 1 a 3 minutos y luego brinda silencio.
  • Enseña diferentes asientos de meditación: sukhasana, vajrāsana, vīrāsana, padmāsana, siddhāsana / siddha yoni āsana. Usa Haṭha Yoga Pradīpikā como referencia. Puedes diseñar clases de apertura de cadera para trabajar uno de estos asientos y terminar con la meditación en uno de ellos.
  • Ofrezce diferentes objetos para la concentración. Comienza el mes con objetos externos como trataka (contemplar la llama de una vela), o se les puede pedir a los estudiantes que traigan un mandala o mala. Luego pasa a los objetos internos a medida que avanza el mes: respiración, mantra, sensaciones del cuerpo, imagen interna o sonido. Explora meditando en el mantra sin forma y/o So’ham o Aham Brahmāsmi.
  • Enseña con menos o sin música proporcionando silencio y menos instrucciones para crear meditación en movimiento.
  • Enseña prānāyāmas estabilizadores que induzcan un estado meditativo antes de la práctica de la meditación. Usa Haṭha Yoga Pradīpikā como referencia.
  • Usa meditaciones guiadas a través de la palabras de maestros de meditación.
  • Medita diariamente para tener la experiencia de lo que está enseñando y comparte experiencias de meditación como grupo para apoyarse y aprender unos de otros.
  • Lee y enseña del capítulo 6 del Bhagavad Gītā: instrucciones específicas para la meditación en versos: 6:10 – 6:16.
  • Enseña las 3 gunas y cómo crecer en sattva a través de la dieta, el estilo de vida y las prácticas de yamāḥ y niyamāḥ.