Īśvara Praṇidhānā – (Spanish)

by Conor Byrnes |
December, 2023
समाधिसिद्धिरीश्वरप्रणिधानात् 

samādhisiddhir īśvarapraṇidhānāt
A través de ishvara-pranidhana, devoción a Dios, se alcanza la realización de samadhi.
PYS 2.45

¿Cómo sería tu vida si cada acontecimiento, cada persona y cada situación que emerge, fuera acogida como la inteligencia de la Vida? ¿Qué pasaría si pudieras montar las olas de la existencia sin perder el equilibrio continuamente? Samādhi es esta perfecta absorción y confianza en la vida que se señala explícitamente como el objetivo del yoga en sus textos principales. De todos los métodos que presentan los Yoga Sutras de Patanjali, ninguno es tan conciso como este método actitudinal de Īśvarapraṇidhāna. Samādhisiddhir īśvarapraṇidhānā, “Por medio de la entrega total a Dios, se alcanza el samādhi” (PYS II.45).

¿Por qué el gran Sabio de la selva afirmó que este único paso era tan esencial y eficaz? Īśvarapraṇidhāna significa entrega del ser individual a Dios. Praṇidhāna significa devoción, adoración, entrega, atención, profundización. Esta Entrega al Supremo se considera un medio directo de reconocer la unidad con la divinidad. Cuando se forma alguna conexión con un ideal divino y toda la experiencia se ofrece a Eso, entonces la absorción en la Plenitud se realiza como total libertad e iluminación.

¿Cómo logra un practicante de yoga vivir de forma entregada? Primero, para rendirnos a alguien o algo, necesitamos tener una idea de a quién o a qué nos estamos entregando. Tenemos una idea de lo que es nuestra Iṣṭa-devatā (divinidad querida) y avanzamos hacia ella. Nos conectamos con alguna sensación de una fuerza que es más esencial y duradera que nuestra propia imagen. Es como descubrir la permanencia del cielo más allá de las nubes cambiantes. Aunque las nubes surgen y se desvanecen, siempre están contenidas en algo más vasto. Encontramos esa fuerza invariable y decidimos poner nuestra confianza en ella. Quizás lo llames Dios, quizás lo llames energía, conciencia, vida o inteligencia natural. Tal vez puedas verlo encarnado en Krishna, Buda, Jesús, Durga, un árbol o incluso tu gato. Siente con qué te conectas genuinamente y profundiza esta conexión con tu ideal divino.

Una vez que se descubre lo Divino, nos rendimos a él. Rendición es una palabra complicada para nosotros, criados en sociedades obsesionadas con el control. Aquí rendirse no es renunciar a las fuerzas. Pero, en cambio, se trata de reconocer una fuente más constante de fortaleza y someterse a ella. El gran místico sufí Rumi escribió: “No hay más fuerza que la tuya”. La rendición requiere confianza en una misteriosa atracción magnética. Es como la experiencia de enamorarse. Aunque es posible que no sepamos qué fuerza atrae nuestros corazones o por qué, todavía anhelamos sin duda seguirla. Ésta es la práctica de colocar la mente en el Corazón, devolviendo la inteligencia personal a la comprensión universal. La entrega, de esta manera, profundiza en nuestra conexión con lo que sentimos en centro de nuestro ser y a poco comenzamos a seguir cualquier cosa que surja de de ahí. Cuando no podemos saber conscientemente por qué ha llegado el bien o el mal, podemos confiar en que todo es una manifestación necesaria de lo Divino. En lugar de resistirnos a las circunstancias, liberamos el poder de fluir con ellas. Este es el continuo proceso meditativo de centrarse mediante la rendición. Colocar la mente en el Corazón es un medio directo para contactar con el Espacio que está ahí para nosotros y encontrar la intensidad de la vida.

Una vez unidos a nuestro ideal divino, comenzamos a disolver las ilusiones del yo individual. Es como mezclar una gota de tinte rojo en el mar azul claro. La inmensidad del mar traga instantáneamente cualquier tono aportado por el tinte. Cualquier cosa que surja en nuestra psique, y nuestra psique misma, la convertimos en una ofrenda a nuestra visión de lo Ilimitado. Tanto los sentimientos bellos como las tristezas son un excelente fertilizante para esta creciente conexión con lo supremo. Como se dice en el Narada Bhakti Sutra 65, “Consagrar todas las acciones al Señor significa darle sentimientos negativos como la lujuria, la ira y el orgullo”. Revelamos que la experiencia es sagrada al convertirla en una ofrenda. Con el tiempo, reconocemos que la mayoría de los pensamientos, especialmente aquellos que se utilizan para enfatizar este tinte de identidad, están creando bloqueos entre nosotros y el mar de la dicha suprema. Es de esta manera que cuando nos centramos en la luz divina, ésta fluye disolviendo los miedos obstinados y las limitaciones auto impuestas.

Cuando el apego a los pensamientos se ha quemado y la sólida sensación de separación se ha descongelado, comenzamos a ver con precisión nuevamente. Es como quitarnos por fin unas gafas que no fueron hechas para nosotros. Cuando decidimos eliminarlos, inmediatamente entra la claridad. En este estado iluminado ya no hay duda de que todo es la perfecta emisión de lo Divino, que todo es divino. Podemos reconocer que todo lo que llega interna y externamente es una manifestación de Dios; y se lo ofrecemos de nuevo a esa Fuente. Y al comprender esto, reconocemos que también esta persona es parte de ese Todo. Como se dice en el Īśvara-pratyabhijñā-kārikā IV.11, “Al dejar de lado las construcciones mentales con ekagrata (concentración), uno adopta gradualmente el punto de vista de la Divinidad”. Este es el despertar de la ola cuando se da cuenta de que siempre fue el océano, el reconocimiento extático de que la verdad de lo que somos es ilimitada y eterna. Al integrarnos en la divinidad, realizamos la liberación en nuestra svarupa como conciencia energética pura y primordial: inmaculada, no nacida, inmortal, no contaminada por ningún tipo de identificación o experiencia.

Teaching Tips

Leer el poema Buoyancy de Rumi (traducido por Coleman Barks), que es una hermosa interpretación del viaje hacia la rendición.
2. Tematizar una clase o una serie de clases en torno a los pasos de Īśvarapraṇidhāna
a) Elegir un ideal divino
i. Pide a los estudiantes que visualicen su idea de lo Divino, pídeles que se sienten en meditación y se visualicen a sí mismos en la presencia amorosa de su Iṣṭa-devatā (divinidad querida).
ii. Ofrecer varios mantras para cantar como medio directo de conectarse con diferentes imágenes y energías de lo Divino.
b) Entregarse a lo Divino.
i. Enseñar la meditación de colocar la mente en el Corazón. Animar a los estudiantes a dejar caer su sentido de sí mismos desde la cabeza hacia el centro del cuerpo. Sugerir que, siempre que surja un pensamiento perturbador, conviértalo en una ofrenda al Corazón ilimitado.
ii. Pedir a los estudiantes que repitan un mantra con cada respiración durante la práctica de asanas que les ayude a recordar su conexión con lo Divino.
c) Disolver las ilusiones de la mente
i. Analizar la práctica de vikalpa-kṣaya (disolver construcciones mentales) como se describe en el versículo 18 del pratyabhijñāhṛdayam (Corazón de reconocimiento; traducido por Christopher Wallis); esta es la práctica de reconocer todos los pensamientos como explicaciones imperfectas de nuestra experiencia y dejar de lado nuestro apego a ellos. Vemos que la mente es adicta a sus historias y decide ir más allá de ellas. Esto puede ser tan simple como tratar todos los pensamientos tan sin sentido como el sonido del viento, o tan profundo como desafiar las etiquetas mentales en el centro de nuestra identidad, por ejemplo. “Soy un hombre”, “Soy viejo”, “Soy un yogui”, etc.
d) Sumérgete únicamente en la Realidad de lo Divino
i. Animar a los estudiantes a descansar en el espacio detrás y entre los pensamientos. Ten momentos en la práctica en los que te dirijas de regreso a ese espacio. Encuentra momentos de pausa donde sugieres quedarte con la experiencia cruda, sin intentar explicar o comprender a través de pensamientos. Con este recordatorio podemos volvernos más íntimos y que cada momento sea una expresión pura de Conciencia que trasciende cualquier etiqueta mental.
e) Asumir el punto de vista de la divinidad
i. Practicar la perspectiva de que sólo la Vida está operando y nada más. Cuando abras los ojos, piensa que es la Vida la que ve. Cuando cantéis, pensad que es un canto de Vida. Cuando practiques una asana, piensa que es una práctica de Vida. Continúe ofreciendo este cambio de perspectiva que guía al estudiante al hecho de que él o ella es una emanación directa de lo Divino. De esta manera, con el tiempo, rompemos nuestro modo habitual de creer que somos una entidad separada e independiente.